La identidad corporativa, primer paso: el logotipo
El empresario de una PYME en su despacho: - “¿Marketing? Eso a mí no me sirve de nada, eso es para las empresas grandes. ¿Un logotipo? Qué más da, uno cualquiera y bonito… Todo eso no va a hacer que yo venda más o trabaje mejor.”
Grave error señor empresario, grave error. Es cierto que igual no hace que su trabajo sea mejor, pero lo que sí es seguro es que captará mucho más la atención del público y de futuribles y potenciales clientes. Creará también con sus clientes habituales un fuerte vínculo emocional y una sensación de conformidad y satisfacción hacia su empresa y por sus servicios. Como empresario ¿No le gustaría asegurarse que sus clientes confían en su empresa, estén satisfechos con sus servicios ofrecidos y llegan a sentirse en parte representados por ella?
Pues bien diréis… ¿En qué un buen logotipo me puede ayudar en eso? ¿Qué es una identidad corporativa y un logotipo en sí? ¿Es lo mismo? ¿Es cierto que todo ello mejora nuestra empresa?
Vayamos por partes. La identidad corporativa de una empresa, es la imagen que esta transmite al exterior y la representación que nosotros hacemos de ella. Hoy dado los tiempos que corren, la sobresaturación productos, servicios, información, medios tecnológicos y en definitiva de competencia, hace que las empresas necesitan, más que nunca, realizar acciones que contribuyan a crear una imagen de ellas atractiva, moderna y diferente al resto.
Dicha identidad corporativa se compone tanto de elementos tangibles cómo intangibles. Entre los tangibles encontramos el logotipo, la tipografía, los colores, la papelería corporativa, los elementos de comunicación interna y externa, la publicidad, el protocolo, la arquitectura corporativa, etc. Cómo intangibles tendríamos la filosofía de la empresa, su objetivo y sus valores. Cualquiera de estos elementos merece un estudio minucioso. Aquí nos centraremos en el logotipo, ya que es al fin y al cabo él es nuestra seña de identidad primera como empresa y por el cual el público nos recordará.
Simple, fácil de recordar, atemporal, versátil y adecuado. Estos son las bases fundamentales en los cuales se apoya la creación de un buen logotipo.
Simple: Un logotipo sencillo es más fácil de recordar e identificar. Olvidémonos de los degradados exagerados, de las ilustraciones muy elaboradas, de las imágenes o del uso excesivo de colores y tipografías distintas. Mejor una tipografía, a lo sumo dos, y apliquemos lo mismo para el uso de los colores. Recordar que el mejor logotipo es aquel que un niño pequeño puede dibujar en la arena de la playa. La simplicidad del logotipo siempre reforzará su versatilidad y su recuerdo en la mente de los públicos.
En diseño existe un principio llamado KISS y que se traduce como “Keep it Simple, Stupid” (Hazlo simple, estúpido). Elaborado por la U.S. Navy en 1960, define el principio fundamental que ha de ser aplicado a la hora de diseñar una imagen corporativa.
Fácil de recordar: Tras el principio de la simplicidad está el del recuerdo. De nada nos sirve diseñar un bonito logotipo si luego nuestros públicos no son capaces de recordarlo. Existen múltiples factores para que nuestro logotipo sea fácilmente recordado: su concepto, la idea que intenta transmitir, su simplicidad, las tipografías empleadas, las combinaciones de colores, el empleo o inexistencia de tramas, degradados, grosores de trazo, etc. hay que prestar especial atención a todos y cada uno de estos aspectos.
Atemporal: Nunca debemos basarnos en una moda temporal a la hora de diseñar nuestro logotipo, así como tampoco contener ningún elemento que preveamos que va a quedar obsoleto o desfasado en un futuro. Por citar un ejemplo, podemos citar el logotipo de Coca-Cola; diseñado en 1885 por Frank Mason Robinson y que desde entonces no ha experimentado cambios significativos, y a pesar de esto no nos parece hoy en día un logotipo desfasado, ni arcaico.
Versátil: En este apartado lo técnico debe guiar a lo creativo. Antes de ponernos como locos a diseñar en nuestro ordenador (previos bocetos siempre en papel), debemos hacernos ciertas preguntas, para que luego ese logotipo tan bonito que nos ha quedado pueda servir y su posterior utilización no sea un quebradero de cabeza. Algunas de dichas preguntas han de ser las siguientes: ¿Cuántos colores vamos a utilizar? ¿Sigue siendo atractivo si usamos el logo en un solo color? ¿Y en negativo? ¿Queda visible si se reduce? ¿Hasta qué tamaño? Todo esto no nos limitara a la hora de diseñar, sencillamente nos marcara el camino por donde debemos ir para lograr un logotipo potente a nivel visual y también útil y versátil.
Apropiado: Siempre debemos pensar hacia qué target nos dirigimos. No podremos usar un diseño sobrio para una empresa de juguetes por ejemplo. ¿Cómo podemos saber que un logo es apropiado para los fines previstos? ¿Cuáles son los valores de nuestra marca? ¿Seríamos capaces de adivinarlos al ver los elementos visuales? Un logo creado correctamente, que respetó las normas que se necesitan para lograr un resultado eficaz, no solo refleja los valores de nuestra empresa, si no que los promueve. Cada elemento gráfico debe comunicar de forma coherente la personalidad y los valores de la empresa al público, pero obviamente no tiene porque transmitir literalmente la actividad de la compañía. Acaso ¿Apple usa el logotipo de un ordenador?, Apple con una manzana mordida como logotipo es considerada como una empresa tecnológica e informática, con el valor diferencial del diseño y de la frescura que todos conocemos y reconocemos.
En definitiva, démosle a la imagen corporativa, al logotipo de nuestra empresa la importancia y el cuidado que se merece, ya sea una pequeña empresa familiar o una gran multinacional. Una mala identidad corporativa nos condenará desde el principio a la mediocridad y a no destacar entre las empresas de nuestra competencia. Por qué si nuestro trabajo como empresa o nuestros servicios son de calidad, porqué nuestra “carta de presentación”, nuestro envoltorio, no iba a ser de tan alta calidad. ¿No sería mejor? ¿No ganaríamos un valor añadido de cara a nuestros clientes? Si les llamamos la atención con nuestra imagen y además les ofrecemos luego un buen servicio tenemos un buen principio para desarrollar un negocio de éxito. La imagen corporativa actúa como reclamo para captar nuevos clientes y atraer su atención hacia la compañía. Nos permite dar a conocer los servicios que ofrecemos y generar fidelidad a través de un vínculo comunicativo altamente emocional. En ese caso la combinación de una buena imagen y un buen servicio harán que el cliente se sienta a gusto, que confíe en nosotros y la calidad de nuestro trabajo e incluso que nos recomienda.
Tomado del sitio: puromarketing.com